El 15 de abril celebramos en Brasil el Día Nacional de la Conservación del Suelo, este día propone una reflexión sobre la conservación del suelo y la necesidad del uso adecuado de este recurso natural. El suelo debe entenderse como un recurso finito que si no se conserva se puede perder. Al perder el suelo, perdemos la capacidad de producir alimentos, fibra y energía. La degradación del suelo es causada por diversos factores naturales o humanos, provocando procesos como la erosión, compactación y desertificación. La forma de combatir estos procesos y conservar el suelo y su fertilidad es a través de buenas prácticas agrícolas.
Suelo fértil es aquel capaz de aportar nutrientes y un buen ambiente físico, químico y biológico para el desarrollo vegetal. Entre las principales prácticas agrícolas para la conservación del suelo se encuentran la rotación de cultivos, el mantenimiento, el cultivo y el buen manejo de los cultivos de cobertura verde. Estas prácticas, además de ser buenas para el suelo, también son buenas para el negocio agrícola, ya que generan mayor productividad y rentabilidad. ¿De qué sirve invertir en las mejores semillas, con mayor potencial productivo, pesticidas químicos y fertilizantes, si nuestro suelo no es capaz de brindar las condiciones que el cultivo necesita para expresar todo su potencial?
El sistema de siembra directa, combinado con una buena rotación de cultivos y el cultivo de cultivos de cobertura, es importante porque promueve la formación de paja que protege la superficie del suelo contra los agentes de erosión, amortigua el impacto del peso de los equipos y animales contra la compactación de la superficie del suelo, y sirve como aislante térmico, protegiendo los microorganismos en descomposición del suelo contra el calor excesivo y la radiación solar, reduciendo la evaporación de la humedad del suelo. Diferentes especies de plantas, además de promover la exploración de suelos con diferentes sistemas radiculares y profundidades, trayendo nutrientes de capas profundas a la superficie del suelo, promueven la estructuración y porosidad del suelo, lo que evita la compactación del subsuelo y permite la infiltración y circulación de agua y nutrientes.
INDUTAR aboga por el cultivo de plantas de cobertura como el nabo forrajero, con su raíz pivotante que ataca la compactación del suelo, gramíneas como la avena y el mijo perla con un sistema radicular voluminoso y profundo, junto con leguminosas como la vicia y el trébol capaces de fijar nitrógeno biológico. Estas plantas deben cultivarse y luego enrollarse mediante la acción del Rolo-Cuchillo KATRINA, creando una voluminosa capa protectora en la superficie del suelo. El rolo-cuchillo (rolo-faca) demuestra ser el mejor equipo para manejar la cobertura verde. Su acción tritura los tallos, interrumpe el flujo de savia y corta las plantas en trozos mayores de 30 cm, provocando que la paja se descomponga lentamente, lo cual es importante en regiones de altas temperaturas para un mejor ciclo de nutrientes. Tras este proceso, en este suelo protegido, limpio, fértil y estructurado se pueden sembrar cultivos de mayor importancia económica como la soja y el maíz. El cultivo del maíz produce una paja voluminosa y fibrosa, de difícil manejo, pero con características ideales para la protección del suelo y la siembra directa. Esta paja debe manejarse durante la cosecha para que esté bien distribuida sobre la superficie del suelo. Con este concepto, INDUTAR desarrolló el Cabezal Maicero MAGNA, que tiene la capacidad de quitar las mazorcas, realizar un corte cercano al suelo y un buen desmenuzado de la paja, haciendo el acabado ideal de esta cobertura seca. Después de esta cosecha, los residuos de la cosecha se pueden volver a enrollar y preparar para recibir cultivos de cobertura o cultivos de invierno nuevamente.
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